En caso de accidente, si los pasajeros de los asientos traseros de un vehículo no llevan abrochado el cinturón de seguridad pueden graves daños a los ocupantes de los asientos delanteros. Esto es lo que se conoce como efecto elefante.
La explicación es muy sencilla: cuando un pasajero trasero no se abrocha el cinturón de seguridad y ocurre por desgracia un frenazo brusco o un accidente de tráfico, al salir despedido puede golpear al que marcha en el asiento delantero con una fuerza que equivale, en función al peso que tenga y a la velocidad que marche el vehículo, al peso de un gran elefante.
Por poner un ejemplo con cifras, si viajamos a 60 km/h un pasajero con un peso de 75 kilos golpearía el asiento delantero, y por tanto a su ocupante, con una fuerza equivalente a 4,2 toneladas, el peso del comentado elefante.
¿Cómo evitar el efecto elefante?
La única forma de evitar las consecuencias fatales del efecto elefante en un accidente, es abrocharse el cinturón de seguridad.
Por otro lado, y en línea con el efecto elefante, se recuerda la importancia de no llevar objetos sueltos dentro del vehículo. Estos pueden actuar a modo de proyectil en caso de frenazo bruzo o fuerte colisión provocando graves consecuencias y poniendo en riesgo la salud y la vida de los ocupantes.