Chatear, hablar por celular, cambiar la estación de radio, buscar una dirección en el Sistema de Posicionamiento Global (GPS), fumar, discutir con el pasajero, estar pendiente de los niños, observar el choque que acaba de ocurrir, leer las vallas publicitarias, entre otros, son distracciones a las que se exponen los conductores de vehículos, las cuales ponen en riesgo su vida y la de otros.
De acuerdo con estudios realizados por la Organización Mundial de la Salud, los conductores que utilizan el teléfono celular y manejan al mismo tiempo, corren riesgo aproximadamente cuatro veces mayor, lo cual los involucra en accidentes, dado que estas distracciones afectan negativamente la capacidad de respuesta.
El tiempo total de parada de un vehículo obedece a dos fases: el tiempo de reacción del conductor y el tiempo de frenado; cabe recordar que el vehículo tarda 1,5 segundos en detenerse completamente.
Un ejemplo:
Vuelva al momento cuando usted está manejando su automóvil, motocicleta, bicicleta o en su defecto caminando, se distrae con cualquier elemento ajeno a la vía, y en un sólo parpadeo encuentra un obstáculo al frente: ¿Cuál es su reacción? ¿Frenar?, ¿taparse los ojos y esperar…?
Las distracciones constituyen las mayores causas de accidentalidad. Un conductor desatento puede violar una señal de tránsito, pasarse un semáforo en rojo, invadir el carril contrario, atropellar un peatón o violar los límites de velocidad permitidos. El tiempo es determinante ante una distracción de segundos, que puede causar incidentes graves en la vía.
La manera más efectiva de reconocer las implicaciones de las distracciones es ser conscientes de las mismas, generar una cultura vial donde se respete la vida.
Asuma un compromiso en la vía evitando contratiempos que arriesguen su integridad y la de los demás. Vivamos una semana con cero víctimas fatales.