Miremos primero los rines de aleación, mal llamados de magnesio, pues hoy son todos de una mezcla de aluminio y níquel. Cuando nacieron estos rines en los carros de competencia eran de magnesio, pero ese material es muy costoso y fue reemplazado cuando los rines ligeros se volvieron un producto masivo. Mientras más níquel tiene la colada, más pesado es el rin y a su vez el material es más rígido y susceptible de fracturas, mientras que los livianos con más aluminio toleran más deformación, es decir, dobleces en las pestañas. Luego el peso excesivo en un rin de aleación es una mala señal de calidad y genera, además, muchos problemas en las suspensiones.

Por lo general, esos daños se producen más en la parte interna del rin, ya que los radios están más cargados hacia el exterior y por lo tanto pasa mucho tiempo sin que uno se percate de esos problemas.

Cuando el rin está golpeado o torcido se producen vibraciones en la dirección, que pueden ser muy ligeras y no se notan, pero existen y causan daños en el largo plazo en los terminales y las rótulas. Ya si el impacto en la pestaña es muy fuerte, seguramente la llanta ya no se sellará y es imposible inflarla.

Muchos rines de aleación son recuperables, siempre y cuando la operación se haga profesional y técnicamente. Por supuesto, intentarlo con martillo es totalmente prohibido, pues al tratar de “girar” el material hacia su posición original se fractura y cae el pedazo. Descarten esa opción.

Hay varias formas de intentar el arreglo, en frío, con asistencia de una prensa hidráulica, o bien con calor. En frío, colocando una pieza de forma equivalente y girándolos en un torno se logra despejar lesiones menores, pero hay alto riesgo de ruptura. En una prensa, con alta presión, también hay riesgos de quebrar la pieza y es muy inexacto para volverla a la redondez y simetría, porque esa fuerza en los extremos puede descentrar la manzana, y eso ya no tiene remedio.

Al calentarlos, se produce un fenómeno llamado recocido del metal, y en esa condición, cuando el material está blando, en la prensa hidráulica se puede recuperar la forma perfecta de la pieza, dependiendo de la habilidad y la experiencia del operador, que podrá calibrar la manera de aplicar la fuerza de la herramienta y también el tipo de material que tiene en proceso, pues dependiendo de su composición varían el calor, las posibilidades de moldearlo y el riesgo de ruptura.

El aluminio que está en el compuesto tiene una estructura molecular cristalina que se fractura si se le hace fuerza o pierde integridad, por lo cual cuando está sometido a un calor que hace el recocido se puede manipular y se recupera esa estructura sin problemas para la resistencia de la pieza. Si no se hace correctamente, el metal tiene una memoria con la cual intenta regresar a su forma, es decir, la golpeada, y el procedimiento no es exitoso.

Cerciórese de la tecnología que le ofrecen en los talleres que tienen el servicio, pues en muchas partes simplemente colocan el borde dañado entre dos bloques metálicos y aplican presión para ponerlos en la forma original, pero los rines quedan estructuralmente débiles por lo citado.

Mire bien los equipos que tienen, si es posible presencie el arreglo de un rin que no sea el suyo para ver cómo lo hacen y también la pintura que aplican posteriormente, pues de ese acabado dependerá también el éxito, al menos visual, del salvamento.

Los rines de acero estampado, que son más frágiles y deformables, tienen otras técnicas de arreglo, más fáciles en principio, pero en muchos casos el costo comparativo de uno nuevo puede ser una mejor y más segura alternativa.

 

fuente: publimotos