Las emociones tienen efectos mentales que interfieren con la toma de decisiones y las maneras de responder al volante, como así también tienen efectos físicos, como la aceleración de los latidos del corazón, sudor y sensación de falta de aire entre otras

Aplica estas claves en tu cotidianidad y aporta a la seguridad vial y a la movilidad responsable. Verás que solamente implican conocerte mejor y conectarte con todos los elementos presentes en la vía:

Antes de conducir, da una vuelta alrededor del vehículo para revisar su estado.

Crea una frase que proyecte tu motivación: “Mis hijos me quieren”, “amo la vida”, etc…

Encuentra la postura y si estás cansado para y descansa.

Evita distracciones. Favorece la concentración al volante. No discutas en el coche, ni hables por teléfono ni uses el GPS ya que reduce tu atención.

Aprovecha las inercias. Conduce suavemente, no luches contra el tráfico.

Revoluciones bajas. Cambia pronto la marcha y circula a revoluciones bajas.

Gestiona el espacio. Mantén la distancia de seguridad, protege tu espacio vital (2 segundos, 2 metros).

Respiración abdominal. Respira despacio y profundamente hinchando el abdomen un par de minutos.

Parada de pensamiento: oblígate a ser amable. Cuanto más te moleste el tráfico, más amable debes ser.

El conflicto no está en la situación en sí, sino en la interpretación que tú hagas de ella. Intenta transformar la situación, piensa que alterándote sólo vas a salir perdiendo tú. Transforma las situaciones negativas en algo positivo o, como mínimo, neutro es evitar generarte malas sensaciones.

Recuerda que “los conductores sin control emocional triplican la probabilidad de tener un parte o sanción y duplican su agresividad por las acciones de los demás”, de ahí la importancia de cultivar la inteligencia emocional.

 

Fuente: secretaria de transito