La Asociación de Motociclistas de Colombia – Asomocol-, rechaza de manera enfática la propuesta contenida en la Ley de financiamiento, de gravar con el impuesto al consumo del 8% a todas las motocicletas.
La ponencia del proyecto de Ley de financiamiento radicada el día 28 de noviembre en el congreso de la República de Colombia, incluyó en su artículo 113, una derogatoria al numeral 7 del artículo 512-5, que es la exclusión del impuesto al consumo para las motocicletas con motor de cilindrada hasta de 200 c.c., de manera que se pretende cobrar, con esta propuesta, el impuesto al consumo a las clases menos favorecidas del país.
Desde la Asociación de Motociclistas de Colombia – ASOMOCOL-, como representantes de los casi 8 millones de motociclistas que ruedan por el país, rechazamos de forma enfática la imposición de un nuevo gravamen para las clases menos favorecidas. La gran mayoría de las motos en Colombia son utilizadas por los segmentos menos favorecidos. Estudios de la Universidad Nacional 1 indican que el 97% de las motocicletas son empleadas por personas de bajos recursos como vehículos de trabajo y transporte, mientras que tan sólo el 3% restante, son empleadas para recreación o deporte.
De acuerdo con este mismo estudio a) un 93% de los usuarios de moto pertenecen a los estratos 1, 2 y 3, b) el 81% de los motociclistas devenga menos de 2 salarios mínimos y c) el 96% de los motociclistas son empleados, trabajadores independientes o estudiantes. Muchas de estas personas utilizan este vehículo para actividades de mensajería, repartición de correo y periódicos, domicilios y otros oficios de importancia para la vida diaria, con los cual estos motociclistas sostienen a sus familias. Estas son las mismas personas a las cuales el gobierno nacional, en su primera propuesta de Ley de financiamiento, les querían devolver el IVA. Ahora: ¿lo quieren cobrar?
Definitivamente: gravar las motos de menos de 200cc con el impuesto al consumo es un atentado al bolsillo de los más pobres del país, dado que la motocicleta en Colombia, contrario a lo que sucede en países de Europa o Estados Unidos, son instrumentos de trabajo netamente popular.
El impuesto al consumo es un gravamen dirigido a bienes de lujo, en Colombia la moto es un vehículo de trabajo para los estratos 1, 2 y 3.
El impuesto al consumo es un tributo dirigido para bienes suntuarios, es decir, bienes de lujo, como joyas, yates, carros de alta gama, entre otros. Las motocicletas en Colombia, como es conocido, no cumplen esta condición, por el contrario, van dirigidos a las personas de condición económica más vulnerable, con Sisben 1 o 2.
Las motocicletas de baja cilindrada han sido expresamente beneficiadas con esa exención por los legisladores anteriores, como expresión de apoyo a las clases menos favorecidas.
El impacto de este impuesto al consumo irá directamente a los más pobres, limitando sus posibilidades de acceder a un primer bien durable, a su primer patrimonio en muchos casos, impactando las posibilidades de movilidad y ascenso social de esta población. Una movilidad limitada supone un importante elemento de exclusión social. Mejorar la movilidad de los pobres puede ayudar a combatir la exclusión social, abordando los obstáculos vinculados a la accesibilidad, la disponibilidad, la aceptabilidad.
De esta forma, y observando la importancia de la motocicleta para las clases menos favorecidas del país, es clara la necesidad de que el gobierno nacional revise estas medidas y, tal como lo han hecho gobiernos como el de Inglaterra, España y Francia, entre muchos otros, conviertan a la motocicleta en uno de sus principales aliados en el desarrollo social y económico del país. Los motociclistas no aguantamos más impuestos.
Asomocol hace un llamado de alerta a toda la comunidad, al congreso y al gobierno nacional por los graves perjuicios para las clases menos favorecidas, de imponerse un impuesto al consumo a las motocicletas.
A lo anterior, hay que sumarle que en campaña, el hoy presidente Dr. Iván Duque Márquez, se comprometió con el motociclismo a no gravar con más impuestos a las motos. Por el contrario, su promesa fue reducir los impuestos y las cargas económicas actuales. Decía el comunicado a los motociclistas firmado por el entonces candidato Dr. Iván Duque:
“En mi gobierno eliminaremos la discriminación que se manifiesta, en las inmovilizaciones injustificadas a las motocicletas, en comparación con otros vehículos a los cuales no se les retiene por la misma infracción. Igualmente, buscaremos la forma de reducir los grandes y desproporcionados sobrecostos del uso de la motos, tales como el del SOAT, que hoy es 11 veces más costoso, relativo al precio del vehículo, que para los automóviles; las multas que lo son 7 veces; el certificado técnico mecánico que lo es 4,8 veces y su registro que lo es 4 veces. De otro lado, mantendremos la actual exención de peajes aplicables a estos vehículos (ya que hacen 12000 veces menos daño a las vías que los carros), lo mismo que la exención, para las motocicletas de 125cc o menos, al impuesto sobre vehículos automotores.”
Ahora, vemos con sorpresa que se busca imponer nuevos impuesto. Confiados en esta promesa, cientos de motociclistas votaron por esta propuesta y dieron ese mandato al hoy presidente. Esperamos que este compromiso se honre.
Las motos han generado desarrollo en el país y deben poder tener un trato equitativo y digno, por lo tanto, rechazamos energéticamente este impuesto que se convertiría en un atropello más contra las clases menos pudientes, sobre todo en un Estado Social de derecho.