Son varios los detonantes que llevan a un conductor racional a tener comportamientos impulsivos y peligrosos en la vía.
El análisis de los datos de Siniestralidad en Colombia, presentado por el “Observatorio nacional de seguridad vial”1 de la Agencia Nacional de Seguridad Vial – ANSV, refleja que la mayor incidencia en los nefastos resultados de la accidentalidad en el país está asociada al factor humano, con una participación cercana al 90%.

En principio, la conducta del actor vial debería estar asociada a hábitos o estilo de manejo pausado y respetuoso hacia los demás usuarios de la vía y con el cumplimiento irrestricto de la normativa vial.

Sin embargo, hay aquellos que practican una conducción irreverente, trasgresora de la normativa vial y llena de maniobras riesgosas y excesos de velocidad, que van en contra de la seguridad y vulneran los derechos de los otros actores viales.

A esto se le denomina una conducta agresiva en la conducción. Dentro de ella se enmarca principalmente:

  • Irrespeto a la distancia de seguridad con los otros vehículos, lo que da una sensación de acoso hacia el que precede.
  • Realizar maniobras de adelantamiento invadiendo la distancia de seguridad del vehículo rebasado y con reducción brusca de la velocidad.
  • Exceso de velocidad sin importar las circunstancias del tráfico, lo que implica zigzagueo y cambio de carril constante, y sin uso de las direccionales.
  • Restringir la posibilidad de ser rebasado o impedir el cambio de carril a otros conductores, así como usar carriles exclusivos para transporte público.
  • Circular a velocidades inadecuadas o bajas por carriles de alta velocidad o de adelantamiento.
  • No respetar los puntos demarcados como paraderos o zonas de carga y, en caso de no estar señalizados, obstaculizar el paso de otros vehículos.
  • Irrespetar la prelación de las intersecciones, sean semaforizadas o no.
  • Usar inadecuadamente las luces altas, afectando la visibilidad de los vehículos que circulan en sentido contrario, o el uso exagerado del pito en eventos que no lo ameritan.

Pero ¿cómo llega un actor vial a presentar conductas agresivas u hostiles cuando sus hábitos o estilo de manejo no lo son? Para ello debemos considerar:

  • El impacto o efecto fisiológico por el uso de sustancias prohibidas o licor, situación que se debe evitar al abstenerse de su consumo previo al uso del vehículo.
  • El estrés que causa la exacerbada carga emocional, física y mental generada en la actividad de conducir un vehículo, y más si la tarea involucra transporte de pasajeros o mercancías. Esta situación se potencia en el caos vehicular de las saturadas vías urbanas y carreteras en proceso de construcción o adecuación.
  • Ser victimizado recurrentemente por otros actores viales, que sin ningún respeto por su entornos afectan con acciones hostiles o inseguras, y que seguramente llevarán al sentimiento de frustración y a tener un comportamiento igualmente irresponsable, si no se modulan adecuadamente las emociones.
  • La vida cotidiana y los problemas que trae consigo, también son un detonante de emociones inadecuadas e indeseadas en la conducción.

Estos y otros factores, que seguramente se escapan, pueden ser el detonante que lleva a un conductor racional a tener comportamientos impulsivos y peligrosos en la vía.

Y también a rotular a otros actores como causantes de la situación y a buscar una confrontación que puede desembocar a un siniestro vial o a agresiones físicas entre los involucrados.

¿Cómo evitarlo?

  • Lo primero es ser conscientes de lo demandante de la tarea. Esto implica que las pausas de descanso son importantes, dado que permiten cambiar de entorno y dar tiempo de liberar la acumulación de tensiones.
  • La principal clave es ser tolerantes frente al comportamiento inadecuado de otros actores viales.
  • Tener conductas preventivas en la conducción ayuda a evitar situaciones de riesgo en las que no se quiere involucrar.
  • Responder agresión con agresión, no soluciona nada. La paciencia es una de las grandes virtudes del conductor.
  • Aplique la frase acuñada por un prestigioso periodista colombiano “¡no se quede callado, denuncie!”, y para ello utilice los canales dispuestos para tal fin, como el #767, número de emergencia en las concesiones viales, o los números de emergencia en cada ciudad.
  • Muéstrese y compórtese en la vía como espera que los otros actores viales lo hagan, llevando como premisa el respeto de las normas viales y sociales.

Como usuarios de la vía no existe la alternativa de controlar lo que sucede en el entorno, pero sí se pueden gestionar adecuadamente las emociones propias para reducir el riesgo de confrontación con conductores agresivos o caer en esta conducta.

 

FUENTE: AUTOCRASH