La responsabilidad del impacto ambiental que generan los vehículos en la actualidad recae no solo en los fabricantes sino también en los usuarios de los carros debido a que los procesos de contaminación se pueden generar tanto en la fabricación, durante la vida útil y también luego de esta tanto para el carro como para sus componentes. Y es en esta última fase en la que la batería, en especial, puede convertirse en un riesgo para la salud y el medio ambiente si no se hace un reciclaje profesional.

La batería tiene materiales que son nocivos para la salud y que pueden ser fuentes de contaminación si, una vez finalizada su vida útil que suele estar de entre 3 y 4 años en promedio para vehículos particulares, se abandona en sitios incorrectos o se entrega a personas que no saben hacer el reciclaje de este elemento.

Entre estos elementos están el ácido sulfúrico y el plomo, como los que mayor contaminación pueden generar en el agua o el suelo, y al que pueden estar expuestas las personas en caso de un daño prematuro de la cubierta de la batería.

Por consiguiente, la mejor manera de cerrar el ciclo de la batería usada o dañada es llevarla hasta un centro confiable de servicio automotriz o a puntos de ventas autorizados de baterías, para que el personal calificado pueda darle un reciclaje responsable. Este mismo proceso también aplica en el caso de compras a domicilio, en el que se entrega la batería vieja al técnico que acude con la nueva.

En este proceso, todos los actores del mercado reciben estas baterías usadas como parte de pago de la nueva que se repone en el carro, por lo cual no hay necesidad de ‘inventar’ otro proceso diferente con este elemento pues el beneficio que se obtiene de este reciclaje profesional es redondo.

¿Qué pasa con las baterías que se reciclan?

Las baterías viejas se convierten en materia prima para la fabricación de las nuevas, lo que de paso genera otro beneficio ambiental al reducir tanto la utilización de materiales ‘vírgenes’ en el proceso productivo así como la generación de desechos tóxicos, y la energía adicional que se consume durante el proceso de fabricación.

Actualmente se puede reciclar hasta un 99% de los materiales de una batería vieja, los cuales se componen principalmente de plásticos, plomo y electrolitos líquidos o en gel, que se extraen y aprovechan por completo.

Para separar estos elementos, las baterías viejas pasan por un proceso de triturado, donde se realiza la separación de los materiales principales y se les reutiilza en la fabricación, generación de energía o se desechan de manera responsable.

El plomo, por ejemplo, es fundido en hornos rotatorios a gas natural, y que entregan al final del proceso un plomo de hasta un 98% de pureza.

¿Cómo afecta el plomo o el ácido a la saludo o al medio ambiente?

El ácido de la batería tiene además de su acidez, un alto contenido de plomo. Este material es corrosivo y afecta a la piel y a los ojos por contacto. En el suelo o el agua le cambia el PH a estos elementos lo que reduce la capacidad para crecer tanto de la vegetación como de la fauna acuática.

El plomo es altamente tóxico para los seres humanos y su ingreso al cuerpo se da por ingestión o inhalación. Este pasa al torrente sanguíneo y por lo general se instala en los huesos. Puede provocar anemia severa, daño en los riñones y colapso del sistema nervioso central. En el medio ambiente permanece en plantas y el suelo e impacta de manera similar la saludo de los animales.

Así opera el reciclaje profesional

Este proceso de recolección, transporte y tratamiento profesional de las baterías usadas se adelanta a través de programas avalados por la autoridades que tienen en marcha los principales fabricantes de estos elementos en en el país.

Por ejemplo, uno de ellos es el programa Ecosteps de Clarios Andina para las baterías MAC que busca sacar el máximo aprovechamiento de todos los componentes usados.

La recolección se realiza en casi todo el país a través de los puntos autorizados y grandes superficies y energitecas y las baterías se llevan en un transporte especial exclusivo para estos productos, con todos los protocolos de seguridad

Luego se hace el almacenamiento en bodegas en Cundinamarca, Antioquia y la Costa Atlántica y el procesamiento de reciclaje industrial se realiza en una planta en Yumbo, Valle del Cauca.

 

Fuente: MOTOR