Dentro de todos los datos estampados en los costados de las llantas hay un número indicativo de la dureza y la composición del caucho de la banda de rodamiento que revela el potencial kilometraje que debe dar una rueda en uso ideal y normal. Vea cómo interpretarlo.
Cuando se va a comprar una llanta surgen muchos interrogantes como marca, duración, agarre y seguridad, garantía, precio, y más cuando en estos tiempos han aparecido muchas compañías de origen asiático en el mercado sobre las cuales no hay la misma cantidad de referencias que tienen los actores tradicionales, aunque estos también producen ruedas en sus mismas plantas con otros nombres y precios más bajos.
Por supuesto, la premisa para escoger es el agarre, pues de este dependerá la estabilidad del vehículo y, por ende, su seguridad por encima del precio. Pero hay otros datos inscritos en el mismo caucho a tener en cuenta.
Todas las llantas tienen ópticamente sus atractivos, basados en el aspecto del labrado. Pero esta inspección visual no es un concepto técnicamente equivalente al desempeño.
Para un fabricante estampar un labrado equis en un molde es una operación rutinaria de planta. Pero hacer un diseño, probarlo, sacar ventajas, ofrecer seguridad y agarre, garantizar su duración y que esté acorde con las necesidades del vehículo al cual corresponden las medidas de montaje, es otro nivel. Ahí es cuando la marca de una llanta, por su tradición y experiencia en el tema, significa una garantía de que esas condiciones se analizan y ofrecen las mejores soluciones técnicas posibles.
Paralelamente con ese estudio va el precio, porque en este está reflejado todo ese saber y responsabilidad. O sea, el valor de una llanta da mucha información sobre su desempeño, pues es motivo de reflexión que un caucho que cuesta la tercera parte de otro ofrezca los mismos rendimientos y seguridad al consumidor.
Hay un numerito en todas las llantas serias y homologadas que muchas veces no se interpreta y da una pista clara sobre cuánto debe durar, de acuerdo con el fabricante. Se llama el ‘treadwear’ o indicador de desgaste. No hay que confundirlo con los tacos que van entre los surcos que indican el mínimo legal y seguro de la banda de rodamiento.
El numerito del “treadwear” es creciente. Suele ir de 60 a 620 y este significa multiplicado por 100, la cantidad de millas esperadas de trabajo correcto de una llanta. Si dice 120, pues va para 12.000 millas (cifras en millas porque son datos tomados de los estudios de Consumer Reports de Estados Unidos, pero basta multiplicar por 1,6 para saber cuánto es en kilómetros). Una llanta 320, que es el nivel usual de un auto de pasajeros, debería funcionar durante 32.000 millas, es decir, unos 50.000 kilómetros.
¿Cuál es la diferencia?
La duración la determina la dureza del compuesto de la banda de rodamiento de acuerdo con la formulación. A medida que se busca más kilometraje, la banda de apoyo debe ser más dura y resistente a la abrasión. Si se necesita una llanta de gran agarre, hay que ir a una fórmula suave que se va a gastar más rápido. Pueden pensar en un símil con el borrador de un lápiz que tiene diversas durezas y capacidad de hacer su trabajo. Lo usual para un carro de diario sin pretensiones de alta velocidad, sobre todo en curvas, es 350. De ahí para abajo duran cada vez menos, pero se tienen mejor. Hacia arriba, sucede lo opuesto.
La cifra de ‘treadwear’ supone el uso del carro en perfectas y constantes condiciones de alineación de los trenes donde van montadas, la rotación sugerida cada 8.000 kilómetros, (pasarlas de atrás hacia adelante o viceversa, en el mismo costado del carro), con las presiones controladas en lo mandado por la fábrica (no por el operador del montallantas), balanceadas con frecuencia y utilizadas en terrenos normales. Si se han pinchado, se deben arreglar técnicamente, no con artesanía.
Ahí viene el interrogante sobre la verdad de este indicador porque en nuestro país el estado de las vías, el desequilibrio de los pavimentos y los huecos, suelen determinar la muerte de la llanta por impactos, cortes, roturas de la carcasa y otros daños estructurales irreparables para regresarlas a una condición perfectamente segura. Por esto, las proyecciones del ‘treadwear’ no son confiables en nuestro medio, aunque sí son una base de juicio.
Las llantas tienen también una recomendación de velocidad máxima sostenida recomendada que va en letras. Una rueda normal, con letra T, está calibrada para 188 kph y excede las necesidades de los carros normales.
Un punto final. Las llantas de vendedores serios y profesionales suelen tener una garantía que obviamente excluye los daños citados, pero cuando se trata de la duración de un caucho que resulte muy inferior a los datos estimados por el número de ‘treadwear’ estampado, sí corresponde alguna garantía, cumplidas y demostradas las condiciones perfectas de uso. En esos casos, esta se concede por el kilometraje que puede quedar pendiente de recorrer y no por el pasado asumido correctamente por la llanta.
Dato
Mientras más bajo es el número del ‘treadwear’ de una llanta, mejor agarre tiene porque su composición de caucho de la banda de rodamiento es más blanda, pero su duración será mucho menor en kilometraje.
FUENTE: MOTOR