Bogotá D.C., 10 de noviembre de 2019 (@ansvcol). La Agencia Nacional de Seguridad Vial hace un llamado a los diferentes actores viales para que eviten conducir luego de haber ingerido alcohol, por los menos durante un lapso de 24 horas, toda vez que las implicaciones fisiológicas del licor se prolongan más allá de la percepción equivocada que tienen algunas personas sobre el comúnmente denominado «guayabo».
Se calcula que los reflejos de un conductor con resaca pueden disminuir un 20% en comparación con un conductor sobrio, obviamente por la falta de sueño, el bajo nivel de azúcar, el cansancio y la deshidratación que implica la embriaguez. De hecho, medicamente se habla de la «curva de la alcoholemia», que dependiendo de múltiples factores como el sexo, la edad, la contextura física, la temperatura, la rapidez con la que se ingiere licor y el tipo de bebida, hace que el tiempo de eliminación del alcohol en el cuerpo tarde entre 19 y 24 horas aproximadamente.
Según el Observatorio Nacional de Seguridad Vial, el domingo es un escenario de alta proclividad para siniestros por embriaguez, entre enero y septiembre del 2019 se han presentado específicamente este día 466 siniestros, que infortunadamente le ocasionaron la muerte a 40 personas y lesiones graves a 267 más.
Ante este panorama, la ANVS reconoce el importante trabajo de las autoridades de control en vía, quienes han logrado detectar y sancionar este año a 13.707 conductores en estado de embriaguez. De hecho, estos controles, sumados a las campañas educativas han permitido que las muertes por esta causa se hayan reducido un 20.2 % (202 vs 161, es decir 41 vidas salvadas en el año). En lo que va corrido del puente festivo, los controles policiales han logrado sancionar a 113 conductores por conducir en estado de embriaguez.
Es fundamental recordar que estadísticamente un conductor en estado de embriaguez tiene 140 más posibilidades de accidentarte que un conductor sobrio. A nivel psicomotor, la capacidad del conductor se ve afectada aumentando el tiempo de decisión y de reacción. Se afecta la capacidad para juzgar la distancia, velocidad o precisión para seguir la trayectoria. El alcohol produce apatía y somnolencia en los conductores, reduciendo la percepción del riesgo. A nivel físico, la vista del conductor sufrirá una reducción de su capacidad para seguir objetos, perdiendo campo de visión y vista periférica.