Muchos motociclistas puede que hayan escuchado hablar del efecto túnel en la visión, los pilotos más experimentados entrenados para las pistas saben claramente a qué nos referimos, sin embargo, hoy trataré de exponer de manera clara y sencilla como la velocidad afecta nuestra visión y la perspectiva que captamos del entorno.

La velocidad afecta negativamente nuestra percepción del entorno.

La explicación es muy sencilla, el cerebro es la herramienta más avanzada que poseemos como seres humanos, está diseñado, entre otras muchas cosas, para captar, interpretar y procesar toda la información de nuestro entorno la cual proveniente de los sentidos: vista, oído, gusto, tacto y olfato. La capacidad del cerebro es asombrosa, sin embargo, no es una máquina multitarea, cuando realizamos varias labores de manera simultáneas, el cerebro lo que hace es saltar de una acción a la otra y centra su atención en una sola cosa a la vez (¿ha tratado de leer un correo electrónico al mismo tiempo que habla por teléfono?), ya me entendió.

Ahora bien, conducir una motocicleta es una actividad que requiere de toda nuestra atención y concentración, además del uso de agudo de los sentidos de la visión y el oído. Como dice el Dr. Roberto Durán Romero – área de Psicología del Tráfico y de la Seguridad del Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid) “Conducir es un proceso que se apoya en un adecuado juicio del tiempo, la distancia, el movimiento y la velocidad…” por consiguiente, una conducción sensata implica hacerlo a una velocidad prudente para poder estar analizando lo que sucede en nuestro entorno y tomar las decisiones correctas.

A una velocidad de 150km/hora el campo de visión se reduce a solo 18°

Normalmente, nuestro campo visual es bastante amplio alcanzando los 104° en una persona sana, nos referimos al área espacial que el ojo percibe mirando hacia el frente sin necesidad de efectuar ningún movimiento a los costados. No obstante, el campo visual depende de la buena salud de la persona, de la iluminación, el contraste y el color, y obviamente puede llegar a ser diferente en cada uno de nosotros.

Los problemas comienzan cuando las cosas suceden frente a nosotros más rápido de lo que el sistema ojo-cerebro puede captar y procesar. Así las cosas, cuando estamos conduciendo a una velocidad promedio de 65km/hora el ángulo de visión se reduce de 104° a 70°; cuando aceleramos a 130 km/hora el ángulo de visión se reduce a 30° y si llegamos a 150km/hora tendremos un ángulo de visión de solo 18°, si continuamos aumentando la velocidad llegará un momento qué solo podremos captar un pequeñísimo punto focal en la distancia. Este efecto de perdida de la visión periférica es lo que se conoce como ‘visión de túnel’ y es una de las mayores variables en la causa de accidentalidad, al conjugar un coctel mortal: velocidad + pérdida de visión periférica. Nuestra percepción del espacio se ve más afectada aún en horas de la noche, por las condiciones de poca iluminación y los fuertes destellos de los vehículos que circulan en sentido contrario, las personas de edades avanzadas sufrirán con más intensidad de estos efectos que disminuyen la capacidad de percibir y reaccionar las condiciones del entorno.

“La conducción es un proceso que se apoya en un adecuado juicio del tiempo, la distancia, el movimiento y la velocidad, fenómenos críticos cuya adecuada armonización permite al conductor maniobrar de forma segura”. Dr. Roberto Durán Romero – Vocal del área de Psicología del Tráfico y de la Seguridad del Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid.

Es por esto que como motociclistas debemos ser prudentes en la conducción y no abusar de la velocidad en las vías, para correr están las pistas.

 

Fuente: Publimotos